Puede que muchas personas no conozcan a Mary Wells Lawrence, una renombrada publicista y empresaria estadounidense, clave en la industria de los años 60 y 70. Pero si hablamos de la marca I love New York, seguro que alguna campana suena.
Mary Wells, quien falleció a los 95 años hace tan solo unas semanas, fue la primera mujer en fundar y dirigir una gran agencia de publicidad: la Wells Rich Greeney. De ese modo no solo llamó la atención de grandes empresas, sino también sobre su persona. Una mujer en el mundo de la publicidad era tan poco frecuente como el paso del cometa Halley. Y así de transcendental fue también su impacto.
New York, New York, New York
¿Cuántas veces te has encontrado la frase “I Love New York”?
Aun si no has ido a la “capital del mundo”, es muy probable que la hayas visto en alguna camiseta o en la escena de una película. La responsable de su creación y de todo el éxito que vino detrás fue precisamente Mary Wells Lawrence.
También fue la mente en la famosa campaña que catapultó a Alka Seltzer. A ella le deben el jingle que, más de cuarenta años después, aún recuerda la audiencia: “Plop, plop, fizz, fizz, oh what a relief it is”.
Su capacidad para romper barreras en un mundo dominado por hombres fue la clave para posicionarse en el mundo publicitario y de los negocios. Y claro, para abrir el camino a cientos de mujeres que intentarían hacerlo años después.
Lo que muy pocos conocen es que la estadounidense no solo influyó en la vida pública de su época, sino que su impacto fue tan lejos que alcanzó la ficción. Resulta que Peggy Olson, uno de los personajes más reconocidos de la serie de televisión Mad Men, es nada menos que una suerte de alter ego de Wells.
En la serie, Peggy logra ascender de secretaria a Redactora en Jefe y durante el camino refleja las luchas a las que debió enfrentarse Mary Wells para hacer justicia sobre el papel que podían desempeñar las mujeres en ese ámbito. Al igual que Wells, Peggy logra construir slogans que reflejan los deseos y aspiraciones de las mujeres, así como las necesidades de todas las personas, más allá de prioridades de género.