Ya no hablemos del cuerpo, porque los cambios son evidentes. Hablemos mejor de la mente. De lo que pasa en nuestro cerebro desde el momento en el que traemos un hijo al mundo. Desde ese instante en el que, por fin, conocemos a la persona que será la más importante de nuestras vidas.
Viéndolo muy alejado de su explicación científica, lo que sucede desde ese momento y para siempre en la cabeza de todas las madres podría ser, cuando menos, una explosión atómica que lo transforma y lo cambia todo, pero para bien. Siempre para bien.
Ya viéndolo desde un punto de vista más especializado, nuestro cerebro experimenta transformacioens radicales en la estructura y la función durante el embarazo y la lactancia. Los cambios hormonales, la alteración del sueño y la nueva responsabilidad de ser la protectora y cuidadora de un ser humano en crecimiento, hacen que las madres seamos extraordinarias.
Tanto es así que ya todo eso que vivimos en nuestros adentros ha sido calificado con un término en uso. Aunque es más bien de carácter informal, la llamada Momnesia se refiere a esos cambios cognitivos y emocionales que experimentamos durante y después del primer embarazo. Pero no lo piensen como un trastorno clínico, simplemente asúmanlo como una experiencia común entre nosotras, las mamis.
Se le ha llamado Momnesia haciendo un juego de palabras con la Amnesia y con toda la intención de homologarlo con la pérdida de memoria y la sensación de estar un poco perdida en el mundo. La maternidad, en definitiva, es también un poco eso. Es desaprender y adquirir nuevas habilidades, olvidar tu vida pasada e ingresar en la aún más maravillosa etapa que durará por el resto de tus días.
Puede parecer una broma, pero incluso los científicos han descubierto que el volumen gris en la materia cerebral de las madres aumenta durante el embarazo y la lactancia. Esto significa que nuestros cerebros se adaptan y crecen para ayudarnos en esta aventura.
Y sí, es verdad que las mujeres somos distintas después de dar a luz. Y está bien. Estas diferencias nos convierten en seres humanos más fuertes y completos, capaces de enfrentar los desafíos de la maternidad con fiereza y amor incondicional.
Para todas las madres con Momnesia: recordemos que nuestras vidas han cambiado para siempre. Y aunque puede parecer difícil y abrumador en ocasiones, somos una fuerza imparable de la naturaleza. La Momnesia no es una debilidad, sino una demostración de lo que somos capaces de hacer por amor y dedicación a nuestros hijos. ¡Celebremos la belleza del cambio!