FOMO y JOMO: ¿qué significan y cómo modificar su impacto?

FOMO y JOMO: ¿qué significan y cómo modificar su impacto?

¿Te ha pasado que estás acostada, agotada y, justo antes de dormir, revisas Instagram y sientes que te estás perdiendo “algo importante”? Ese malestar tiene nombre y apellido: se llama FOMO (fear of missing out, o “miedo a perderte algo”, en español). Pero, tranquila, hay otra cara de la moneda mucho más amigable: el JOMO (joy of missing out, o “placer de perderte algo”, en español).

Mientras que el primero te llena de ansiedad y esa sensación incómoda de no estar “al día”, el segundo te invita a soltar el estrés y disfrutar con gusto lo que realmente te importa. ¿Lista para cambiar la ansiedad por el placer de vivir el presente? Te contamos cómo hacerlo.

¿Qué es FOMO?

Ambos términos comenzaron a circular con fuerza a principios de los 2000, aunque el FOMO fue acuñado formalmente por el estratega de marketing Dan Herman en 1996. Con la masificación de las redes sociales, el fenómeno creció exponencialmente y empezó a relacionarse directamente con el aumento de la ansiedad digital. La revista Harvard Business Review lo calificó como un factor clave en la toma de decisiones personales y laborales, especialmente entre mujeres multitarea, como madres trabajadoras.

El FOMO es esa sensación de que “algo mejor” ocurre lejos de ti. Se manifiesta como ansiedad, insomnio o irritabilidad cuando ves las fotos de las vacaciones perfectas de alguien más o los logros profesionales que no sentís propios. No solo afecta a adolescentes: un estudio de la Universidad de Essex (2022) mostró que las madres son particularmente vulnerables al FOMO, ya que enfrentan presión constante por cumplir con estándares inalcanzables en crianza, trabajo y autocuidado.

Además, campañas publicitarias como la de Booking.com (“You’re missing out”) o eventos como el Black Friday han capitalizado el FOMO como un gatillo comercial para el consumo impulsivo.

¿Qué es JOMO?

El JOMO, por su parte, es un concepto que surgió como respuesta al FOMO. Popularizado por la autora y consultora Christina Crook en su libro The Joy of Missing Out (2014), esta idea invita a reconectar con el momento presente y a elegir activamente lo que verdaderamente importa. Según un estudio de la University of Bath, practicar JOMO se asocia con una disminución del agotamiento digital y una mejora en los niveles de satisfacción personal.

Para las madres, abrazar el JOMO puede significar apagar el teléfono durante la cena, decidir no asistir a una reunión social sin culpa, o simplemente disfrutar una tarde en casa sin tener que “mostrarlo” en redes.

Estrategias para pasar del miedo al gozo

La psicóloga británica Emma Reed Turrell, especializada en salud mental digital, sugiere estrategias concretas para reconectar con el aquí y el ahora. Aquí te compartimos algunas adaptadas a la rutina femenina y familiar:

  • Modo no molestar: Silencia las notificaciones de tu teléfono en momentos clave del día, como las comidas o la hora del baño de tus hijos. Esto reduce la hiperalerta y el agotamiento mental.
  • Ejercicio de gratitud consciente: Anota tres cosas que valoras de tu día antes de dormir. Según el Greater Good Science Center de Berkeley, este hábito mejora el bienestar emocional.
  • Límites digitales: Asigna bloques de tiempo para redes sociales y respétalos como una cita contigo misma. Incluso 20 minutos al día menos frente a la pantalla pueden marcar la diferencia.
  • Aprender a decir no: Practica rechazar compromisos sociales o familiares que no te nutran. Decir “no” también es una forma de autocuidado.

Cambiar del FOMO al JOMO no es desconectarse del mundo, sino reconectar contigo misma. Elegir dónde y con quién estar desde la autenticidad puede marcar una enorme diferencia en tu salud mental y en tu vida diaria.