Ser madre no te quita el derecho a un trago. Ni a una risa con amigas. Ni a desconectarte después de la oficina. Pero cuando estás lactando, todo se vuelve más complejo. ¿Se puede ir a un after-office y seguir siendo una mamá responsable? Sí. Y te contamos cómo.
Primero, deshagámonos de la culpa. Ser madre no te convierte en mártir. Salir una tarde, tomar algo, reírte fuerte, no te hace menos madre. Te hace humana. Y eso también es parte de criar con amor.
Ahora, hablemos de alcohol y lactancia. Existen muchos mitos. Que hay que dejar de amamantar si tomas una copa. Que hay que tirar la leche después de beber. Que el alcohol se queda en el cuerpo como si fuera veneno. Falso.
Lo que dice la evidencia es claro: el alcohol pasa a la leche, sí, pero en cantidades mínimas. Y lo hace en el mismo ritmo en que está presente en la sangre. Por eso, si tomaste una copa de vino y esperas entre 2 a 3 horas por unidad consumida, puedes volver a amamantar sin problema.
Otra opción válida: extraer antes de salir y dejar leche lista en casa. O usar fórmula ocasionalmente. Nada de eso daña el vínculo. Al contrario. Tener una madre feliz y equilibrada es lo mejor que le puede pasar a un bebé.
Participar en un after-office no es abandonar tu rol. Es asumirlo desde un lugar más sano. Es mostrarle a tus hijos que el autocuidado importa. Que el placer también es parte del bienestar. Que mamá no se anula: se transforma.
Porque no todo es blanco o negro. Se puede lactar y socializar. Cuidar y disfrutar. Ser madre y ser mujer, al mismo tiempo.
Así que sí, puedes ir al after. Pon límites, planea con tiempo, conversa con tu tribu y brinda, si quieres, por la mujer poderosa que también eres.