La música es un lenguaje universal que trasciende fronteras y culturas. Desde tiempos inmemoriales, las canciones han sido una herramienta poderosa para transmitir conocimientos y valores. Aprender cantando no solo es divertido, sino que también se ha demostrado que mejora la retención de información en los niños. Las canciones fáciles de aprender pueden ser un recurso valioso para compartir con tus hijos mientras incorporan conceptos importantes de manera lúdica.
Las madres lo sabemos bien porque ¿cuál de nosotras no ha echado mano de canciones para calmar un momento de furia o para enseñar y entretener a nuestros pequeños torbellinos? Las canciones son el primero de los recursos que todas tenemos a mano. Y aunque al principio el repertorio es escaso, ya nos confirmarán ustedes cuántas decenas de canciones puede guardar su memoria de mamis. Seguro les alcanza para varios conciertos.
Una de las canciones más conocidas para enseñar a los más pequeños es “Familia Dedo”. Esta divertida melodía presenta los nombres de los dedos de la mano, ayudando a los niños a familiarizarse con su cuerpo. La repetición y el ritmo pegajoso hacen que memorizar los nombres sea un juego, convirtiendo un concepto simple en algo memorable.
Otra clásico es “Pin Pon, muñeco de cartón”, que no solo entretiene, sino que también enseña la importancia de la higiene personal. A través de esta canción, los niños aprenden a lavarse la cara, a cepillarse el cabello correctamente mientras disfrutan del ritmo y la rima. Este tipo de educación temprana es esencial para establecer hábitos saludables desde pequeños.
¿Y quién no ha cantado el “Barco Chiquitito”? Un clásico en toda la América Latina, una canción popular que ayuda a los niños a aprender sobre el mar y la navegación, pero también sobre bondad. Con su melodía alegre, esta canción les permite imaginar aventuras en alta mar mientras desarrollan su vocabulario relacionado con el agua y los barcos.
Pero si se trata de mover un poco más el cuerpo y encontrar la diversión no podemos olvidar el hit de “Cabeza, hombros, rodillas y pies”, una canción que enseña las partes del cuerpo mientras invita a los niños a moverse y bailar. Este tipo de actividad kinestésica no solo refuerza el aprendizaje, sino que también les permite liberar energía y disfrutar del movimiento.
Otro imperdible es “Los pollitos dicen”, una joya que introduce a los niños al mundo animal. A través de esta canción, los pequeños aprenden sobre los pollitos y sus sonidos, al tiempo que desarrollan un amor por la naturaleza. Las rimas fáciles y el ritmo contagioso hacen que sea una favorita en muchas casas.
Casi todos los niños y hasta nosotras, las mamis, tenemos una playlist infantil marcada de favorita. Aunque los gustos difieran de casa en casa, seguro que las que nunca van a faltar son “La vaca Lola”, “Estrellita dónde estás” o “La Cucaracha”, cada una con su propia enseñanza. Ya sea sobre animales, partes del cuerpo o buenos hábitos, estas melodías se convierten en herramientas educativas eficaces, y diríamos que infalibles.
No importa el tono: ¡canta!
Aprender cantando tiene múltiples beneficios. En primer lugar, la música estimula el cerebro y mejora la memoria. Las melodías pegajosas permiten a los niños recordar información más fácilmente. Además, cantar fomenta el desarrollo del lenguaje al exponer a los niños a nuevas palabras y estructuras gramaticales.
La música también promueve habilidades sociales y emocionales. Al cantar juntos, se crea un vínculo especial entre padres e hijos. Esta interacción no solo fortalece las relaciones familiares, sino que también ayuda a desarrollar la confianza y la autoestima en los pequeños. Otro aspecto importante es que aprender cantando puede ser una forma divertida de introducir conceptos más complejos.
Por ejemplo, hay canciones sobre números o letras que ayudan a los niños a familiarizarse con las matemáticas y el lenguaje sin sentir que están en una clase formal. La música también puede ser utilizada como una herramienta para enseñar valores. Canciones que hablan sobre compartir, ser amables o cuidar el medio ambiente pueden dejar una huella duradera en la mente infantil. A veces las aprenden con dos o tres años, pero las siguen tarareando luego con seis o con siete.
La música inspira a los niños a expresarse y explorar su imaginación mientras se divierten. Esto les ayuda no solo en su desarrollo educativo, también los transforma en su crecimiento personal. Por último, aunque debes saberlo bien, se vale inventar tu propia canción de aprendizaje. No te limites, siéntete libre de componer y hasta compartir. Quién sabe si alguna otra madre en apuros pueda verse repitiendo tu melodía a sus hijos.