La nueva versión en live action de Blancanieves, dirigida por Disney, llegó este marzo con la promesa de reencantar a nuevas generaciones. Con un presupuesto que supera los 270 millones de dólares, se trata de una de las producciones más ambiciosas del estudio en los últimos años. Pero más allá del despliegue visual y la expectativa, la cinta ha quedado envuelta en polémicas y críticas que podrían opacar su brillo.
Protagonizada por Rachel Zegler (West Side Story) y Gal Gadot (Wonder Woman), esta reinterpretación pretende modernizar el cuento clásico, alejándose de la damisela en apuros y apostando por una heroína más autónoma. La trama reconfigura al príncipe como un plebeyo llamado Jonathan (interpretado por Andrew Burnap), líder de una banda de ladrones. Mientras que la historia se mueve entre escenarios deslumbrantes, coreografías bien logradas y una estética que mezcla el realismo mágico con el estilo de los cuentos tradicionales.
Pero no todo ha sido aplaudido.
Diversos sectores han criticado decisiones creativas, desde la ambientación hasta el tratamiento del legado del cuento original. Asimismo, la elección del elenco ha generado controversia. Zegler fue duramente criticada en redes sociales por declaraciones previas al estreno donde sugería que el cuento original estaba desactualizado. Esto, sumado a una promoción más bien esquiva por parte del estudio, avivó las dudas sobre la recepción del filme.
En tanto, la valoración de la crítica ha sido mixta. Algunos expertos destacan la innovación y la audacia de la reinterpretación, mientras otros lamentan la falta de cohesión en la trama, así como la interpretación de Gadot en el personaje de la madrastra.
Por ahora, la película se estrena rodeada de expectativas y también de cierta incredulidad. ¿Es posible reescribir los clásicos sin perder su esencia? ¿O estamos ante un nuevo intento de Disney por reinventarse sin arriesgar del todo?
