Brujas: las mujeres castigadas por ser extraordinarias, ayer y hoy

Brujas estigmas

Si te atraen las historias sobre brujas, si eres de las que entiende a esas mujeres como seres maravillosos, adornados por el misticismo y la magia, pero también portadoras de un castigo social que por siglos las hizo merecedoras de castigos y persecuciones, entonces estamos conectadas.

Y si por casualidad crees que las brujas son seres del pasado antiguo y que las cacerías a las que fueron sometidas son ahora mismo historias que solo cuentan los libros y las películas, pues de una vez te decimos que no, que desafortunadamente es algo que llegó hasta la contemporaneidad. Algo que, digamos en claro, ha tenido un marcado carácter sexista.

¿Que las cacerías y los estigmas contra las brujas han sido parte de los prejuicios de género y la violencia contra las mujeres? ¡Pues sí!

La cacería de brujas tuvo su auge entre los siglos XV y XVIII, un contexto donde las mujeres eran vistas como inferiores y más vulnerables a la “corrupción del Diablo”, por lo que muchas de las acusaciones por brujería se dirigían hacia ellas. La figura de la bruja representaba no solo un desafío a la autoridad patriarcal, sino también el miedo a la sexualidad femenina y a la independencia.

Las mujeres que se apartaban de las normas sociales, ya sea por ser solteras, viudas o simplemente por tener conocimientos sobre hierbas y remedios, se convirtieron en blanco fácil para la persecución. Este fenómeno no solo reflejaba una lucha por el poder en una sociedad dominada por hombres, sino también un intento de controlar y restringir el papel de las mujeres en la comunidad.

En la actualidad, aunque las cacerías de brujas no se manifiestan como en el pasado, todavía existen formas de persecución y estigmatización que tienen un fuerte componente de género. En diversas partes del mundo, las mujeres siguen siendo objeto de acusaciones infundadas basadas en creencias culturales o supersticiones, lo que puede llevar a violencia física y social.

Además, la historia ha dejado un legado duradero que perpetúa la desconfianza hacia las mujeres que desafían las normas establecidas. En este sentido, tanto en el pasado como en el presente, la cacería de brujas refleja una lucha más amplia contra la opresión de género y una necesidad constante de reivindicar los derechos y el lugar de las mujeres en la sociedad.

¿Qué pasaba con las brujas de ayer?

La caza de brujas es uno de los episodios más oscuros y fascinantes de la historia humana. Desde la Edad Media hasta el Renacimiento, miles de mujeres fueron acusadas de brujería, perseguidas y muchas veces ejecutadas. Pero, ¿qué llevó a esta histeria colectiva? Las causas eran diversas: desde la ignorancia y el miedo hasta el deseo de control social. En una época donde la ciencia apenas comenzaba a afianzarse, cualquier fenómeno inexplicable se atribuía a fuerzas malignas, lo que convirtió a las mujeres en chivos expiatorios perfectos. 

Las mujeres acusadas de brujería solían ser aquellas que se apartaban de las normas sociales. Muchas eran curanderas o sabias que utilizaban remedios naturales. Esta conexión con la naturaleza y la medicina tradicional las convertía en amenazas para un sistema patriarcal temeroso del poder femenino. Ya lo decíamos.

Los cargos que se les imputaban eran absurdos y variaban desde el uso de pociones mágicas hasta pactos con el Diablo. La falta de pruebas concretas no detuvo a los Inquisidores. En muchos casos la mera sospecha era suficiente para condenarlas y las torturas iban desde el ahogamiento hasta el uso del potro. Las técnicas eran brutales y diseñadas para obtener confesiones forzadas.

La cacería de brujas no solo significó la muerte física, sino también una muerte simbólica: se trataba de eliminar cualquier forma de poder o autonomía femenina. Y se les quemaba vivas, no fuera a ser que su espíritu volviera y pidiera venganza.

¿Será que todas somos brujas?

Hoy en día, el tema de la caza de brujas sigue resonando en nuestra sociedad, aunque en formas más sutiles. El feminismo ha rescatado estas historias para visibilizar cómo las mujeres continúan siendo perseguidas por desafiar las normas establecidas. Sin embargo, los feminicidios actuales reflejan un patrón aterrador: a pesar de los avances en derechos humanos, las mujeres siguen siendo víctimas de violencia sistemática.

Los feminicidios contemporáneos pueden entenderse como una nueva “cacería” donde las mujeres somos objeto del odio y del miedo masculino. Y aunque no se nos llame “brujas” en el sentido tradicional, sí hay una clasificación que nos convierte muchas veces en objetos de desprecio.

Al igual que en el pasado, necesitamos cuestionar lo que nos enseñan sobre género y poder.  Las voces silenciadas durante las cacerías de brujas deben ser recordadas no solo como víctimas, sino como símbolos de resistencia frente al autoritarismo y el miedo. Solo así podremos construir un futuro más justo donde todas nosotras vivamos libres del temor a ser perseguidas.

Y lo mas importante, que se entienda que cada una de nosotras tiene el derecho a pensar, creer, vivir la sexualidad, la maternidad y todas las facetas de la vida como mejor nos complazca.