Dale play, repite, canta y pon lo mismo otra vez…

Dale play, repite, canta y pon lo mismo otra vez…

¿Cuántas veces podrá descubrirse una madre cantando las canciones que repite y repite su hijo a lo largo del día? Si aún no te has visto en ese punto, espera. Llegará el momento en el que, como mínimo, tengas que tararear La Vaca Loca mientras friegas los platos o preparas la comida. Quizás hasta te veas cantándola en la ducha porque, admítelo de una vez, la banda sonora de tu vida cambió para siempre y tu hijo se encargará de recordártelo muchas veces en el día.

Los niños de este siglo aprenden y hacen uso muy temprano de las tecnologías. No es casual encontrarlos buscando en Youtube las canciones que les encantan y que, increíblemente, pueden escuchar tantas veces al día como tu cerebro no es capaz de comprender.

Si eres nueva en el camino de la maternidad, podrías pensar que algo anda mal con tu hijo. Probablemente imagines los peores desordenes neurológicos o algún otro padecimiento. Pero tranquila. Si lo consultas con otras madres, todas se sentirán identificadas. Y si vas con un especialista, tal vez te advierta que le reduzcas su tiempo frente a las pantallas, pero no dará demasiada importancia al hecho de que repita una y mil veces la misma canción o el mismo animado, aunque ya tus oídos de madre y adulto casi no resistan.

El hecho de que los niños pidan ver varias veces un mismo producto audiovisual casi siempre es una parte muy normal de su proceso de desarrollo cognitivo. Esa repetición les ayuda a sentirse más seguros y cómodos. Los ayuda también a reforzar su memoria, a aprender nuevas palabras y a desarrollar habilidades lingüísticas a través de la repetición de letras y sonidos. Asimismo, les brinda un sentido de familiaridad y seguridad al interactuar con contenido conocido. Algo similar les sucederá en la adolescencia o en la juventud, cuando se vuelvan fanáticos de alguna banda o artista y se propongan memorizar toda su discografía.

Sin embrago, todo en exceso puede resultar perjudicial. Como padres, cada uno tiene la responsabilidad de velar por los hábitos de sus hijos y cuidar que no rocen lo dañino.

Un exceso de repetición puede limitar su exposición a nuevas experiencias, aprendizajes y formas de entretenimiento. Además, podría influir en su capacidad para adaptarse a los cambios o en la necesaria exploración de nuevos intereses. Es importante encontrar un equilibrio que les permita disfrutar de sus contenidos favoritos y, al mismo tiempo, animarlos a participar de nuevas experiencias.

En cuanto a las madres, el mejor de los consejos siempre será la comprensión y el acompañamiento que tanto necesitan los niños para crecer con seguridad. No los limites a repetir sus favoritos. Entrena tu oído para la nueva etapa y vive al ritmo de La Vaca Lola.