El poder de gritar: la terapia que quizá no conoces (o practicas)

El poder de gritar: bienestar emocional al alcance de tu voz

¿Alguna vez has sentido ganas de gritar a todo pulmón? Esa sensación de soltarlo todo, como si tu voz pudiera llevarse el estrés acumulado de semanas. Pues aquí va la buena noticia: gritar no solo es liberador, ¡también puede ser terapéutico!

Los expertos coinciden en que alzar la voz con fuerza puede ayudarte a procesar emociones reprimidas y reducir el estrés. Es como presionar un reset emocional. En lugar de tragarte la frustración, gritar en un espacio seguro te permite soltar lo que te pesa.

La psicoterapia del grito, desarrollada en los años 70 por Arthur Janov, explora este concepto a fondo. Aunque no todos necesitamos una sesión formal, un grito ocasional en tu coche o en un espacio abierto puede tener efectos transformadores. Según estudios, el acto de gritar puede liberar endorfinas, esas hormonas que nos hacen sentir bien, y reducir la sensación de dolor físico y emocional.

Más allá de la terapia formal, gritar en situaciones controladas puede servir como una válvula de escape para el estrés cotidiano. Eso sí, no se trata de gritarle al cajero del supermercado o al vecino. Se trata de canalizar esa energía de manera consciente: un lugar apartado, una almohada en casa, ¡o incluso una playa solitaria!

Para muchas mujeres y madres modernas, gestionar emociones puede ser un desafío diario. Entre el trabajo, la crianza y todo lo demás, gritar puede ser una herramienta poderosa para encontrar alivio rápido. No sustituye una terapia profesional, pero es un recordatorio de que el autocuidado también puede ser ruidoso.

Así que, ¿por qué no intentarlo? Encuentra tu momento, respira hondo y grita como si nadie estuviera escuchando.