En la rica cultura de América Latina, las aves a menudo son vistas como mensajeras entre el mundo de los vivos y el más allá. Además, nos advierten que la vida y la muerte son dos caras de una misma moneda. Además, hay un aspecto cultural más profundo que las rodea.
Las leyendas y mitos sobre las aves varían entre comunidades, pero todas comparten un hilo en común: son portadoras de mensajes desde lo desconocido. Este vínculo entre las aves y el mundo espiritual se celebra cada año durante festividades relacionadas con la muerte.
Canciones, pinturas, historias y decoraciones nos recuerdan a muchos de estos animales alados. Probablemente el más conocido por todos sea el cuervo.
Sobre esta especie caen todos los infortunios y en muchas culturas se le considera como un presagio de muerte o desgracia. Sin embargo, en el contexto del Día de los Muertos, su presencia puede interpretarse como un recordatorio de que nuestros seres queridos ya fallecidos siempre están con nosotros. Su color negro y su canto gutural evocan una atmósfera misteriosa que resuena con la temática de Halloween.
El búho, por otro lado, tiene una dualidad fascinante en la cultura latinoamericana. Aunque es considerado un símbolo de sabiduría, también se le asocia con la muerte y lo desconocido. Durante el Día de los Muertos, muchos creen que el búho puede ser un guía para las almas que regresan a visitar a sus seres queridos.
La cigüeña negra también es vista como un ave de mal augurio en ciertas regiones. Se dice que su avistamiento puede predecir desgracias, o incluso, muertes inminentes. Sin embargo, su relación con el ciclo de vida y muerte también resuena durante las festividades de fin de octubre y principios de noviembre, cuando se honra a los difuntos. Nada que ver esta cigüeña con la otra especie que en el imaginario popular desciende del cielo con los bebés en sus picos.
Otra ave que no se puede dejar fuera es el pájaro carpintero, conocido por su característico picoteo en los árboles. En algunas culturas indígenas, se cree que su sonido es un mensaje del más allá o una advertencia sobre eventos trágicos. Durante Halloween y el Día de los Muertos, su presencia es un símbolo del ciclo eterno entre la vida y la muerte.
La consideración de ciertas aves como de mal augurio es más un reflejo de creencias culturales y supersticiones que una verdad absoluta. Algunas han sido históricamente asociadas con la muerte y lo sobrenatural debido a su comportamiento nocturno o su apariencia, lo que ha llevado a interpretaciones negativas.
Sin embargo, es importante entender que en muchas culturas también simbolizan la sabiduría, la guía espiritual y la conexión con el más allá. Así que, en lugar de verlas como “malas”, podríamos considerarlas mensajeras que nos recuerdan la dualidad de la vida y la muerte.