A las mamás de familia numerosa les pasa con menos frecuencia. La experiencia les vale de algo, o de mucho. Pero las primerizas casi nunca escapan del hechizo de los manuales. Primero para embarazadas, luego para los meses iniciales en la vida de los bebés, y más tarde para los preocupantes y siempre alborotados primeros años.
Sin embargo, el poder seductor y conciliatorio que suelen incluir los manuales de enseñanza y buenos hábitos de vida para los bebés y sus madres, casi nunca suele “atraparlas” por mucho tiempo. Llega un punto en el que cada madre sabe que nada de lo que pueda leer sobre el desarrollo de sus hijos va a ser del todo cierto… o del todo falso. El sexto sentido femenino hace una especie de alianza con la intuición maternal y logran al final un halo infalible de sabiduría.
Los manuales para bebés y embarazo suelen ofrecer una visión idealizada y simplificada de la maternidad. Muchas veces, incluso, alejada de la compleja realidad que enfrentan las madres día a día. Si bien estos libros contienen información útil, es importante recordar que cada experiencia de maternidad es única y va más allá de lo que cualquier manual pueda enseñar.
La maternidad conlleva desafíos imprevistos, emociones intensas y situaciones inesperadas que no pueden ser completamente anticipadas en un libro. La falta de sueño, las dudas constantes, los cambios hormonales y la presión social son solo algunas de las realidades a las que se enfrentan las madres. Realidades que no siempre abordan los manuales.
Muy pronto, cada madre aprenderá por sí sola, sin leerlo en ninguna parte, que sus hijos son únicos e irrepetibles. Algunos niños pueden alcanzar ciertos hitos antes o después de lo “esperado” según la literatura. Y eso es completamente normal.
La comparación constante con las expectativas de un manual puede generar ansiedad innecesaria en los padres. Y valdría más enfocarse en comprender y apoyar el desarrollo individual de sus hijos.
No importa lo que digan los médicos o los psicólogos, cada mamá va aprendiendo qué hacer con su hijo y cómo. Al fin y al cabo, cada una deberá entender que da lo mismo si se sientan o si caminan más tarde o más temprano porque, en definitiva, cada uno será diferente.
Comprenderán, además, que el mayor reto -para el cual sí será preciso esfuerzo y estudio extras- será prepararlos para enfrentar una sociedad cada vez más reacia a las diferencias y más sujeta a los cánones. La crianza no se trata de seguir un conjunto rígido de reglas, sino de adaptarse a las necesidades únicas de cada niño y fomentar un ambiente de amor, comprensión y apoyo que les permita crecer a su propio ritmo.
Por eso fundamental reconocer la importancia de apoyar a las madres en su viaje, más allá de lo que digan los manuales. Escuchar sus experiencias reales, ofrecerles comprensión y empatía, brindarles recursos prácticos basados en sus necesidades. Eso es lo realmente crucial para acompañarlas en el camino de la maternidad.