En la era digital que vivimos, es común ver a niños absortos en sus dispositivos móviles. Pero lo que a menudo se pasa por alto es que este fenómeno no se limita a ellos. Cada vez más, los padres también se ven atrapados por las pantallas, sumergiéndose en redes sociales, correos electrónicos y mensajes de texto. Esta distracción puede tener un impacto significativo en la relación entre padres e hijos, generando una desconexión emocional que puede ser perjudicial para el desarrollo infantil.
Atención plena: fundamental en la crianza
Cuando un padre o madre está más pendiente del teléfono que de su hijo, se corre el riesgo de perder momentos valiosos de conexión y comunicación. Los niños necesitan sentirse vistos y escuchados para desarrollar un sentido de seguridad y autoestima. Ignorar sus necesidades emocionales puede llevar a sentimientos de abandono y rechazo.
El daño psicológico que puede causar este comportamiento es considerable. Los niños expuestos a padres distraídos pueden experimentar ansiedad y baja autoestima. Pueden llegar a creer que no son lo suficientemente importantes como para recibir la atención de sus progenitores, lo cual puede afectar su desarrollo emocional y social a largo plazo. Este tipo de experiencias puede contribuir a problemas de confianza y dificultades en las relaciones interpersonales en la adultez.
Además, cuando los padres priorizan su dispositivo móvil sobre el tiempo con sus hijos, están enviando un mensaje claro: “Lo que está en mi teléfono es más importante que tú”. Esta dinámica puede resultar en una falta de comunicación efectiva dentro del hogar, creando un ambiente donde los niños no se sienten cómodos expresando sus emociones o preocupaciones.
Las consecuencias a largo plazo son alarmantes. Niños que crecen con padres distraídos pueden desarrollar problemas de atención y concentración. A medida que se convierten en adultos, es posible que reproduzcan este ciclo al convertirse ellos mismos en padres distraídos, perpetuando así el fenómeno. La falta de habilidades sociales también puede ser una consecuencia, ya que la interacción cara a cara es fundamental para el desarrollo de estas habilidades.
Cada vez que un niño pide atención y recibe como respuesta una distracción del móvil, está aprendiendo que su necesidad no es prioritaria. A veces estando presente, puedes estar más ausente que si te encontraras a kilómetros de distancia. Piensa mejor en un esquema que te permita llevar todas tus funciones a la vez. Pero si tu hijo o hija requiere tu atención fuera del horario que designaste para ello, recuerda que, antes que todo, somos madres a tiempo completo.