¿Sabías que tu felicidad no está en lo que te pasa, sino en cómo lo interpretas? Si asumes la vida con pesimismo, inevitablemente te sucederán cosas malas. Pero si lo visualizas de otro modo y encuentras el lado bueno de las cosas, entonces hallarás lo bueno y feliz para tu vida.
Si piensas que ser optimista o no es cuestión del azar, te equivocas… y mucho. Una importante psiquiatra española apunta que, en efecto, podemos aprender a ser optimistas. La felicidad, explica Marian Rojas-Estapé, no es en absoluto lo que nos pasa, sino como lo vemos.
Y quizás te parezca una locura, pero está científicamente probado que todo lo bueno del mundo puede caer sobre ti si te visualizas y concentras en ello. Mientras que cosas muy malas te esperarán si no te das el valor que mereces, el que nadie más podrá otorgarte. Solo tú.
Los científicos lo llaman neuroplasticidad, pero nosotros lo llamamos un poco más simple: se trata únicamente de actitud. Esa es la clave. Lo dijo también un Premio Nobel de Medicina, el doctor Ramón y Cajal. Porque todo ser humano, si se lo propone, puede ser escultor de su cerebro. Eso no quiere decir otra cosa que cada quien es responsable de lo que le pasa y de encontrar -o no- la felicidad.
Todo en la vida se puede asumir de dos formas. El pesimista lo tomará como problema, pero el optimista lo verá en clave de oportunidad. Para educarnos en esa actitud es esencial la forma en que nos hablamos a nosotras mismas. Escuchar nuestra voz interior tiene una tiene una influencia definitoria en nuestra vida, porque las actitudes previas influyen mucho en el desenlace de las cosas.
Según los expertos, cuando nos hablamos mal, la corteza prefrontal del cerebro se llena de grises, pierde brillo y claridad. La consecuencia es que respondemos peor a las cosas que nos suceden. De ahí que cada persona sea responsable de construir su propia felicidad en la vida, de acuerdo con la forma en que se perciba a sí misma y a la manera introspectiva en la que converse consigo.
El hecho de que cada una de nosotras se proponga educarse en el optimismo es lo que marcará el desenlace de los acontecimientos. Hay que arrancar e intentarlo. Y para eso lo primero es identificar cómo nos tratamos, cómo hablamos de nuestro pasado, nuestro presente y nuestro futuro.
Visualiza las cosas buenas de la vida. Empieza ahora mismo.