¿Tienes un niño hiperactivo? Estas son las claves para saber si convive con TDAH

Estas son las claves para saber si convive con TDAH

Reconocer a un niño con Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH) puede ser un proceso complejo, incluso ambiguo. La mayoría de los pequeños manifiestan en algún momento actitudes que pudieran preocupar, sobre todo a madres primerizas, y casi todos parecen tener dosis extra de energía inagotable.

Aspectos como negarse a ir a la cama, a tomar una ducha o a comer comida saludable pudieran ser elementos muy comunes para cualquier madre, sin que importe la edad o el género de sus niños. La necesidad de jugar y jugar todo el tiempo, o la añoranza por un paseo o un juguete son síntomas universales en los niños. 

Sin embargo, las alarmas pudieran dispararse cuando los pequeños presentan demasiada dificultad para poner atención a determinados detalles o cometen muchos errores por descuido. No siempre es normal que presten poca atención a actividades cotidianas o que muestren aversión a tareas que requieren un esfuerzo mental sostenido. Tampoco que no puedan permanecer sentados mucho tiempo o que no tengan la paciencia suficiente para esperar cuando es requerido; que se lancen sobre otros niños por querer algo a toda costa, o hablen y griten sin parar cuando no les corresponde. 

Entonces, ¿qué puede estar sucediendo?

Cuando esto sucede, es muy posible que estemos en presencia de un niño con TDAH. Se trata de una especie de pirámide de síntomas con tres elementos reconocibles.

Primero, la dificultad para prestar atención y mantenerse concentrados en tareas o actividades. Los niños con TDAH parecen distraídos todo el tiempo y a menudo cometen errores por descuido.

Luego, su hiperactividad es extrema. Se mueven constantemente, casi nunca permanecen sentados y se niegan a cumplir órdenes que impliquen mantenerse quietos o enfocados en un único proceso o tarea.

Y por último, el tercer punto reconocible y no menos importante, es la impulsividad. El TDAH los condiciona a actuar sin pensar, a interrumpir las conversaciones de los adultos o incluso de los otros niños. También a agredirlos muchas veces sin querer, así como a verse imposibilitados de esperar su turno y tomar decisiones importantes. 

Aunque estos tres aspectos parezcan muy simples de reconocer, el TDAH tiende a crear confusiones en los padres, y a manifestarse de manera diferente y con combinaciones exclusivas de síntomas en cada niño. Es por ello que la evaluación profesional es muy importante, lo mismo que el acceso a terapias ocupacionales.

No solo los niños con este diagnóstico necesitan ser atendidos por equipos multidisciplinarios de psiquiatras, neurólogos, psicólogos y terapistas, sino también los padres. Aunque son los pequeños quienes manifiestan dificultades para concentrarse, controlar sus impulsos y mantener la atención en tareas específicas, seguir instrucciones o mantenerse organizados, los padres son quienes llevan la responsabilidad de insertarlos en la sociedad y construirles un futuro de bienestar. 

Lidiar con el TDAH puede ser un camino tortuoso y angustiante para para la familia, pero algunas claves como la comunicación abierta y constante con los maestros y profesionales de la salud, el establecimiento de rutinas claras y estructuradas, así como un manejo saludable en el hogar ayudan a reducir los momentos críticos de ansiedad y estrés y preparan el camino para una vida futura llena de posibilidades.